diumenge, 29 de gener del 2012

Borges sobre el Quijote

En els seus escrits de crítica literària, Borges es va referir moltes vegades al Quijote. Li agradava molt burlar-se de l’actitud reverencial envers la novel·la de Cervantes típica de l’àrea peninsular. Una vegada va escriure que «el cervantismo es una de las equivocaciones de España» i que «la crítica española acepta demasiado a Cervantes y prefiere la mera veneración al examen». 

Moltes d’aquestes remarques crítiques, sempre suggestives i intel·ligents, es troben disperses en llibres d’entrevistes. N’hi ha molts. En el seu dia, no me’n vaig fer fitxes i ara no les tinc a mà. Em conforme ara fullejant d’esma alguns llibres seus, com Otras inquisiciones. Hi trobe Magias parciales del Quijote, un assaig breu, que Borges conclou amb aquestes paraules: «¿Por qué nos inquieta que Don Quijote sea lector del Quijote, y Hamlet, espectador de Hamlet? Creo haber dado con la causa: tales inversiones sugieren que si los caracteres de una ficción pueden ser lectores o espectadores, nosotros, sus lectores o espectadores, podemos ser ficticios. En 1833, Carlyle observó que la historia universal es un infinito libro sagrado que todos los hombres escriben y leen y tratan de entender, y en el que también los escriben.» 

Fullege també els tres volums de Textos recobrados, que recullen les col·laboracions de Borges en periòdics, revistes i llibres, des del 1919 al 1986. Publicats originalment per Emecé, han estat reeditats en Debolsillo. He anat a l’índex de cada volum i de seguida hi he trobat tres articles sobre el Quijote: Análisis del último capítulo del Quijote, Una sentencia del Quijote i Nota sobre el Quijote. En el primer text, del 1956, Borges comenta paràgraf per paràgraf l’últim capítol de la novel·la de Cervantes. Sobre la frase amb quê Cervantes despatxa la mort del seu personatge («Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como Don Quijote, el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió.»), escriu: «El libro entero ha sido escrito para esta escena, para la muerte de don Quijote. Los autores suelen cuidar el lecho de muerte de sus héroes, pero Cervantes que, según su propia declaración, no era padre sino padrastro de don Quijote, deja que éste se vaya de la vida de una manera lateral y casual, al fin de una frase. Cervantes nos da con indiferencia la tremenda noticia. Es la última crueldad de las muchas que ha cometido con su héroe; acaso esta crueldad es un pudor y Cervantes y don Quijote se entienden bien y se perdonan.» 

Una sentencia del Quijote, del 1933, fa referència a la frase més subversiva que es pot llegir en la novel·la. Cervantes la posa en boca de don Quijote, en l’episodi dels galeots, capítol XXII de la primera part: «Señores guardas, estos pobres no han cometido nada contra vosotros; allá se la haya cada uno con su pasado. Dios hay en el cielo que no se descuida de castigar al malo ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres no yéndoles nada en ello.» Borges escriu que Coleridge va observar que aquest passatge és «tal vez el único de la obra, en que el autor prescinde de la máscara de su héroe y habla directamente. Yo estoy seguro de reconocer en la amonestación la voz de Cervantes.» En relació a la personalitat de Cervantes, recorde ara que, en un pròleg a les Novelas ejemplares, Borges s’hi va referir a una mena de dualitat: «El hecho es que en Cervantes, como en Jekyll, hubo por lo menos dos hombres: el duro veterano, ligeramente miles gloriosus, lector y gustador de sueños quiméricos, y el hombre comprensivo, indulgente, irónico y sin hiel, que Groussac, que no lo quería, pudo equiparar a Montaigne.» 

En la Nota sobre el Quijote, publicada el 1947, Borges al·ludeix a la glòria paradoxal, de vegades grotesca, de la novel·la. Així, remarca que és «común alabar la difusión de Quijote y de Sancho. Se dice que son tipos universales y que si un nuevo Shih Huang Ti dispusiera el incendio de todas las bibliotecas y no quedara un ejemplar del Quijote, el escudero y el hidalgo continuarían su camino y su diálogo en la memoria general de los hombres. Ello puede ser cierto, pero también es cierto que irían acompañados per Sherlock Holmes, por Chaplin, por Mickey Mouse y tal vez por Tarzán. Que los personajes de una novela asciendan (o decaigan) a mitos, depende casi tanto del ilustrador como del autor; también importa que no sean demasiado complejos… Quienes ponderan que Sancho y Quijote sean mitos, suelen asimismo abundar en la opinión de que son símbolos.» 

Per acabar, he llegit la traducció d’una conferència que Borges va pronunciar en anglès el 1968, en la University of Texas, a Austin. Allí la va descobrir, on havia quedat oblidada, el professor peruà Julio Ortega. L’any passat es va publicar en una edició artesanal (100 exemplars il·lustrats), amb el títol Mi amigo Don Quijote (Del Centro Editores). La podeu llegir en la xarxa. Ací en teniu dos enllaços: Mi entrañable señor Cervantes i Mi entrañable señor Cervantes.

No és del millor que va escriure o va dir Borges, però així i tot es llegeix bé. Borges va tancar el seu parlament afirmant, com li agradava recordar, que la literatura és una de les formes de la felicitat: «Creo que los hombres seguirán pensando en Don Quijote porque después de todo hay una cosa que no queremos olvidar: una cosa que nos da vida de tanto en tanto, y que tal vez nos la quita, y esa cosa es la felicidad. Y, a pesar de los muchos infortunios de Don Quijote, el libro nos da como sentimiento final la felicidad. Y sé que seguirá dándoles felicidad a los hombres. Y para repetir una frase trillada y famosa, pero por supuesto todas las expresiones famosas se vuelven trilladas: «Algo bello es una dicha eterna». Y de algún modo Don Quijote —más allá del hecho de que nos hemos puesto un poco mórbidos, de que todos hemos sido sentimentales con respecto a él— es esencialmente una causa de dicha. Siempre pienso que una de las cosas felices que me han ocurrido en la vida es haber conocido a Don Quijote.»


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